Cuando las urnas hablan

Primera parte: El proceso

La consulta nacional realizada ayer quedará en la memoria de los bolivianos como una de las más pacíficas y ordenadas de nuestra historia democrática. Fue una verdadera fiesta cívica: ciudadanos de todas las regiones acudieron a las urnas con un espíritu sereno y participativo, respirando la libertad que tantas veces se les negó bajo esquemas políticos impositivos. Incluso en zonas donde hubo llamados a anular el voto, la participación fue significativa. Después de dos décadas de coacciones y arbitrariedades, la jornada electoral se vivió como lo que debe ser: una celebración de la voluntad popular.

Al inicio del proceso, se expresaron dudas sobre la conducta del Órgano Electoral y todavía persisten cuestionamientos acerca de la limpieza del Padrón y del empleo de instrumentos informáticos. Sin embargo, hay que destacar que no se han registrado denuncias que opaquen su labor. Mérito especial para su presidente, Óscar Hassenteufel, y para todos sus integrantes, que demostraron que la institucionalidad puede y debe imponerse a las presiones políticas.

Mención especial merece también la firmeza del Tribunal Supremo de Justicia, bajo la presidencia del Dr. Romer Saucedo Gómez, que frenó intentos de interferencia mediante demandas destinadas a desvirtuar o entorpecer el proceso. Su actitud garantizó que la voluntad ciudadana pudiera expresarse sin trabas, como corresponde en un Estado de derecho.

 

Los medios de comunicación cumplieron un rol central al difundir propuestas y organizar foros que permitieron al ciudadano contar con mayores elementos de juicio para tomar una decisión informada. No obstante, esa función se vio empañada por la parcialidad evidente de algunos, que se alinearon sin disimulo con determinados postulantes. Otros, incluso, degradaron el periodismo hasta convertirlo en trajín de mercenarios.

Las redes sociales, por su parte, han adquirido un peso determinante en la vida comunitaria contemporánea. En esta elección marcaron la diferencia: superaron en alcance e inmediatez a los medios tradicionales, aunque también multiplicaron la desinformación. El uso de audios y videos manipulados introdujo un ingrediente nuevo y preocupante a la ya tóxica guerra sucia.

En el terreno de los resultados, cuatro hechos dominan la escena: la disolución práctica del MAS y de sus facciones, castigadas por la ciudadanía tras años de despilfarro y corrupción; el sorprendente triunfo de Rodrigo Paz, que rompió todos los pronósticos; la consolidación de Jorge “Tuto” Quiroga como líder y figura política, tras haber quedado relegado en 2020; y el estrepitoso desplome de Samuel Doria Medina, quien pasó de liderar preferencias a sufrir un retroceso monumental en las urnas.

Estos resultados merecen un análisis específico, que será objeto de un artículo aparte. Por ahora, basta con destacar que lo acontecido expresa la voluntad del pueblo y desear que, al término de la batalla, se logre la necesaria reconciliación que permita un gobierno vigoroso y eficiente.

Que esta consulta sea recordada como el inicio de un nuevo ciclo: el de la reconstrucción de la República sobre sus valores esenciales de libertad, justicia, respeto y solidaridad. El desafío apenas comienza, pero la voluntad ciudadana ya mostró el camino.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Scroll al inicio