Paridad en retroceso: avances legislativos no lograntransformar el poder ejecutivo ni los partidos políticos en Bolivia

La exclusión de las mujeres en los órganos ejecutivos es uno de los puntos más críticos. A nivel nacional, ninguna mujer ha sido elegida presidenta en los últimos 40 años de democracia, y en las elecciones de 2025 solo hay una candidata

ANF

A más de una década de la implementación de la paridad en Bolivia, el informe “La Paridad en tiempos de crisis” alerta
que, pese a los avances logrados en los órganos legislativos, las mujeres aún enfrentan múltiples barreras para ejercer poder efectivo, especialmente en los espacios ejecutivos y dentro de los partidos políticos.
El estudio, elaborado por Oxfam, la Coordinadora de la Mujer y CESU-UMSS, evidencia que la representación descriptiva —la mera presencia numérica de mujeres en cargos electivos— no ha garantizado una representación sustantiva, es decir, una participación con capacidad real.

Bolivia ha logrado una conquista signicativa: la elección paritaria de mujeres en todos los niveles legislativos del Estado, desde la Asamblea Legislativa Plurinacional hasta los concejos municipales. Este avance ha sido posible gracias a reformas normativas progresivas que incluyeron cuotas, paridad y alternancia de género.

Sin embargo, según el informe, este progreso convive con “una reacción/resistencia patriarcal” que impone nuevos límites, amenaza los derechos alcanzados y frena la construcción de una democracia paritaria intercultural.
La exclusión de las mujeres en los órganos ejecutivos es uno de los puntos más críticos. A nivel nacional, ninguna mujer ha sido elegida presidenta en los últimos 40 años de democracia, y en las elecciones de 2025 solo hay una candidata presidencial y una vicepresidencial entre diez binomios.

A nivel departamental, el panorama es igual de preocupante: en cuatro elecciones realizadas desde 2005, los 36 gobernadores elegidos han sido hombres. Y en los municipios, solo el 5,9% de las alcaldías han sido ocupadas por mujeres entre 1995 y 2021.
Esta situación se explica, según el estudio, por la ausencia de reglas que obliguen a incluir mujeres en cargos ejecutivos y por la inercia institucional de los partidos, cuyas dirigencias siguen siendo predominantemente masculinas.
“Cuando no hay reglas que obliguen, los partidos no incluyen mujeres en sus listas de candidaturas”, señala el informe. Esta práctica se reproduce con el argumento, muchas veces expresado, de que “no hay mujeres disponibles”.

De los 14 partidos y cinco alianzas que competirán en las elecciones de 2025, solo uno (Unidad Nacional) es presidido por una mujer. En la mayoría, las dirigencias siguen bajo control de hombres, quienes además monopolizan las candidaturas más relevantes.
“Las organizaciones políticas, en lugar de ser puentes para impulsar la participación de las mujeres, se desempeñan como murallas”, advierte el documento.

Esta realidad obstaculiza la transición hacia partidos verdaderamente paritarios.
En cuanto a la normativa, se han implementado mecanismos innovadores como las listas «cebra», que buscan prevenir el acoso político asignando suplentes del mismo sexo a las titulares. Sin embargo, esta modalidad no fue incluida en el reglamento para las elecciones generales de 2025.

Según datos del estudio Delphi, un 58% de las mujeres políticas considera que la paridad legislativa ha sido el mayor logro en su participación política, pero el 67% arma que la crisis económica las obliga a priorizar su situación nanciera sobre su activismo.
El contexto de crisis multidimensional en Bolivia —económica, institucional y política— ha deteriorado aún más las condiciones de participación política femenina. Las mujeres enfrentan más responsabilidades de cuidado y menos oportunidades de nanciamiento.

A ello se suma una creciente narrativa conservadora que cuestiona la igualdad de género y promueve retrocesos en derechos adquiridos. Las resistencias patriarcales encuentran terreno fértil en la falta de institucionalidad y en la polarización política.
En el ámbito intercultural, el informe identica tensiones aún no resueltas entre la paridad de género y la democracia comunitaria. Aunque en el discurso se promueve la complementariedad, en la práctica las mujeres indígenas siguen siendo subrepresentadas.

Esta contradicción también se reeja en la implementación formal de principios paritarios en los estatutos de los partidos, sin que esto se traduzca en estructuras organizativas ni liderazgos reales para las mujeres.
A pesar de todo, las autoras del informe subrayan que las mujeres han “llegado para quedarse”, y que su presencia en la política boliviana no solo ha sido un hecho, sino una fuerza transformadora que ha cuestionado jerarquías tradicionales.

Sin embargo, advierten que sin reformas estructurales en los órganos ejecutivos, en la normativa electoral y, sobre todo, en los partidos políticos, la
democracia paritaria intercultural corre el riesgo de estancarse o incluso retroceder.
El estudio concluye que asegurar la participación real y equitativa de las mujeres requiere de voluntad política, fortalecimiento institucional, y el compromiso activo de las organizaciones políticas para desmontar el modelo patriarcal que aún domina el sistema político boliviano.

 

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