Entrevista a Ejti Stih: Pintar lo que duele, nombrar lo que callan

La voz de Ejti Stih no solo resuena en los lienzos que pinta con colores intensos y composiciones inquietantes; también se proyecta con firmeza en el espacio público, desafiando las fronteras entre arte y acción social. En un nuevo episodio de Tertulia Urgente, una sección de Moción Urgente, disponible en nuestro canal de youtube, dialogamos con esta artista plástica eslovena, radicada en Bolivia desde 1982, sobre el rol del arte en la defensa de los derechos humanos y su experiencia como testigo y cronista visual de la sociedad boliviana.

Ejti no duda al afirmar que su arte nace del entorno que la rodea. «No soy intimista, me importa la sociedad», señala. Sus obras, muchas veces satíricas y cargadas de referencias sociales, son un comentario frontal sobre la desigualdad, el poder y las contradicciones de la vida cotidiana. Desde retratar la soledad de la maternidad hasta cuestionar los excesos de las clases altas, su mirada se posa críticamente sobre lo que muchos prefieren ignorar. Para ella, el arte tiene una función vital: ser testigo sincero del tiempo que vivimos.

Durante la conversación, Ejti rememoró una de sus exposiciones en La Paz, en la que presentó nueve retratos del entonces presidente Evo Morales usando diferentes sombreros típicos. La muestra estuvo a punto de ser censurada por su carga simbólica, pero finalmente fue defendida por el director del Museo Nacional de Arte como un ejercicio de crónica visual. Este episodio ilustra los riesgos que asumen artistas críticos en contextos donde el poder busca controlar el relato.

La artista también reflexionó sobre cómo el arte puede ser una forma de resistencia en contextos de autoritarismo, señalando que muchas veces los poderosos no comprenden los lenguajes simbólicos del arte, lo que permite a los creadores subvertir sin ser reprimidos de inmediato. Sin embargo, Ejti no minimiza el riesgo: «uno se asusta», reconoce. La autocensura y el temor siguen presentes en sociedades donde la libertad de expresión no está garantizada.

Pero el arte, según Ejti, también tiene un poder reparador. Mencionó la música de protesta, la pintura testimonial y la poesía como vehículos que ayudan a sanar heridas sociales. La artista insiste en que el arte debe ser libre, no complaciente, y que su deber ético es reflejar la verdad desde una mirada personal y honesta. «El gran peligro es hacer arte que complazca al poder», advirtió.

Es cofundadora de Manzana 1, un espacio de arte contemporáneo en Santa Cruz que cumple 20 años en 2025, Ejti ha apostado por crear lugares donde el arte sea accesible, diverso y desafiante. Con 17 mil visitantes mensuales, Manzana 1 es la evidencia de que el arte, lejos de ser elitista, puede conectar con todas las personas cuando interpela realidades compartidas.

En tiempos de polarización, desinformación y retrocesos en derechos fundamentales, voces como la de Ejti Stih nos recuerdan que el arte no es solo estética: es memoria, es denuncia, es pregunta. Y tal vez por eso, en contextos adversos, su potencia resulta tan necesaria como incómoda. ¿Estamos dispuestos a seguir escuchando lo que el arte tiene que decirnos?

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